LOS
ÚLTIMOS
DÍAS |
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Al igual que el primer filme de los Pastor, el metraje se va punteando con secuencias en flashback donde se trata de explicarnos las circunstancias existentes antes de la tragedia, los vínculos familiares, etc. De esta forma el pasado de los personajes, su mundo personal, más que las circunstancias científicas o ambientales que provocaron la tragedia, va alternándose con el discurrir de las desventuras de los protagonistas por la ciudad en sombras. El tono dramático es el denominador común de la trama sin que predominen los momentos de acción inusitada que brillan por su ausencia y sobran los dedos de una mano para contar la escena del tiroteo a raíz del robo de unos desconocidos y posterior recuperación del gps que sirve de guía a Marc y Enrique por las vías subterráneas; o la escena de la aparición del oso fugado del zoo, con un matiz fantástico; o, la invasión del supermercado del centro comercial donde trabajaba Julia, alegoría de un mundo actual del revés, destartalado. Importan más las reacciones personales de los personajes ante el drama desatado que el propio desastre, que es, apenas, un mero escenario. Y también, como en la primera película de los Pastor, volvemos a asistir a un cierto crecimiento personal o de superación, fruto del enfrentamiento con la adversidad, del personaje protagonista. Las actuaciones son equilibradas; el tándem Gutiérrez-Coronado funciona consistentemente como una suerte de pareja policiaca, aprendiz-maestro, que supera los acontecimientos, buscando su momento cenital en la recta final del filme, logrando, un momento dramático, más bien forzado, e, incluso, un momento romántico bastante conseguido; y, de nuevo, la resultante dualidad muerte-nacimiento como telón de fondo del reencuentro. La aventura, más que indómita y subyugante, discurre amena y sin altibajos, basada en el eficaz reclamo de la búsqueda del otro hasta sus últimas consecuencias. Pero sin grandes sobresaltos. Los últimos días es una correcta aventura de serie B, que ha puesto toda su carne de mejor calidad en el asador infográfico que pinta una Barcelona post-apocalíptica, bien dosificada a lo largo de su metraje y sabe esconder sus debilidades, el guión menor, y un cierto hartazgo del filón catastrofista.
Calificación: 6 (de 10). Fox Rodríguez, 29 de abril de 2013. |
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