Ir a Inicio E-nciclopedia Fantaterror Español Ir a Inicio E-nciclopedia Fantaterror Español



 



Volver a la ficha de la película
 

David Carreras Solé, con antecedentes en el mundo publicitario y las tv-movies, plantea en Hipnos, su debut en la dirección de largometrajes, un psychothriller variante médica, ambientado casi íntegramente en un manicomio o centro psiquiátrico, como se quiera, aunque el eufemismo nunca resultó mejor traído que aquí, pues si bien desconozco el lugar de rodaje, más parece un centro de vanguardia tecnológica, digamos de la NASA, con ostentosos pasillos y pulcras salas más propios de un film de ciencia ficción y, si no contentos, encima, con vistas al mar azul, lo cual parece un contrasentido para lograr un clima de encerramiento y opresión que se pretende ganar.

 Una joven psiquiatra, Beatriz –Cristina Brondo-, con una proclive tendencia a divagar sobre la muerte, llega a un apartado sanatorio (mejor así). Allí comienza a trabar contacto con los pacientes y sus traumas, todos ellos, al parecer, son suicidas en potencia, y el propio personal del centro. Al cabo de un rato nos apercibimos del caótico régimen que allí se vive, pues no se sabe bien quienes son los locos y los cuerdos. Así la presencia de ilustres médicos,  encarnados por Féodor Atquine y Carlos Lasarte, no son precisamente los más atemperados maestros que quisiéramos para nuestras hijas, y los pacientes campan a sus anchas por las instalaciones y hasta asistimos a una escena nocturna al borde del mar al más puro estilo “De aquí a la eternidad”, versión rectal, entre médico y paciente.

Entre tanto desaguisado, la Brondo, auténtica acaparadora de la función, firma una digna actuación aunque habrá quien piense que la peli no es otra cosa que un divertimento onanista consistente en ver desfilar a la susodicha en un entorno de arquitectura modernista mientras queda patente que tiene una tendencia por encima de la media al aseo personal, ya sea ducha o relajante baño, y a la natación. Desconozco las bondades del homónimo original literario que firma Javier Azpeitia en que está basado el guión co-escrito por el propio director. El film está planteado como una estructura claramente circular donde las mismas escenas abren y cierran el film, y no sólo eso, sino que bastante de lo que se nos muestra, en lo relativo a sucesos, lugares, personas, queda pendiente y sólo resuelto en la recta final de la película.

Pese a la apuntada fastuosidad de las localizaciones, la mayor parte del metraje se desarrolla en los interiores del sanatorio, y lo reducido del elenco actoral y la comedida pirotecnia de efectos, que se reducen a los meramente sonoros, eso sí, con frecuentes crescendos, denotan un estimable planteamiento de talante B. Anotemos también la sospechosa pretensión de adscribirse a un nuevo fantaterror español de calidad, con semejanzas notorias con Los Sin Nombre de Jaume Balagueró: las escenas iniciales del lugar del crimen, con esa marcada estética realista-feista, y los continuos insertos de lapsos pseudo-oníricos, que van puntuando el devenir del protagonista. En otra onda, hay también detalles surreales, con esquiva presencia de miembros amputados llenos de insectos, propios de todo Lynch que se precie.

Con todo, el film no decae demasiado y transcurre con un interés mínimo, si bien, la sensación final es la de un artificio insuficiente.

 

Calificación: 4.

Pisto-Man, noviembre de 2004.

 

 

   

Volver a Inicio

Volver a Ficha película

Home